1º Sobre papel continuo pintamos los contornos de nuestros cuerpos sin importar que coincidan unos retratos con otros.
2º Pintamos con témpera sólida los espacios coincidentes entre los diferentes cuerpos.
3º Tomamos perspectiva, miramos la obra de arte y pintamos o dibujamos para completarla.
Esta manera de representar resulta muy rica ya que partimos de algo realista como son nuestras siluetas y, lo convertimos en algo abstracto pero, con un sentido para nosotros, porque, escondidos en el cuadro ¡estamos todos! ¡Ver nuestros contornos todos mezclados nos resultó de lo más divertido!
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